La revisión ginecológica anual permite el diagnóstico de muchos casos de cáncer de mama, de ovario, de vulva y de endometrio en fases iniciales, antes de que produzcan síntomas.
Frente al cáncer de cérvix o cuello de útero la Citología y, en algunos casos, la detección del virus del papiloma humano, nos permiten diagnosticar lesiones precancerosas, curarlas y hacer una verdadera profilaxis de este cáncer. Su incidencia en las últimas décadas ha disminuido mucho gracias a la generalización de la revisión ginecológica anual.
La revisión ginecológica anual consiste en realizar una historia clínica detallada, con antecedentes personales y familiares, exploración de mamas, axilas y espacios supraclaviculares, inspección cuidadosa de vulva y vagina, toma de muestras para citología, tacto vaginal para explorar útero y ovarios y ecografía transvaginal. Dependiendo de la edad y/o de los hallazgos de la exploración se solicitan pruebas complementarias como mamografía, ecografía de mama, densitometría ósea, cultivo HPV, etc.
El uso de técnicas por parte de un individuo o pareja para controlar su fertilidad en un momento determinado y como una opción personal. La ONU considera la anticoncepción y planificación familiar un derecho humano básico.
No existe un método anticonceptivo perfecto, la opción de un método contraceptivo debe individualizarse considerando las necesidades de cada pareja.
La eficacia de un sistema anticonceptivo se mide por su capacidad para evitar la gestación. Habitualmente se expresa por el índice de Pearl, que es el número de embarazos que presentarían 100 mujeres que utilizaran este método durante un año. La eficacia teórica (la que se presenta al aplicar el método en condiciones óptimas) y la de uso (que es la real) puede variar notablemente con algunos métodos.
Método | Eficacia |
---|---|
Ligadura de trompas | 99.9 |
Contraceptivo hormonal | 99.5 |
DIU | 98 |
DIU Hormonal | 99.4 |
Métodos barrera | 80 |
Métodos naturales | 60 |
Son aquellos que se basan en evitar las relaciones sexuales completas durante la fase fértil.
Consiste en controlar la temperatura basal en vagina, boca o recto, con un termómetro a la misma hora de la mañana, y tras 6 u 8 h de sueño. Se ha de iniciar la toma de la temperatura el primer día de la regla Normalmente el ascenso de 0.5 grados indica ovulación y son los días más fértiles El nivel de seguridad en el diagnóstico de ovulación es menor del 62%. Requiere realizar 2 ó 3 ciclos de práctica y comprobación y tiene una eficacia entre el 0.3 y el 15% en función de la edad de la mujer.
Es un sistema que se basa en el calendario y requiere la observación y cuantificación de la duración de 12 ciclos. No es recomendable cuando la diferencia entre el ciclo más corto y el más largo es superior a 10 días. Del 7 al 38 % de las mujeres que lo utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas.
Cuando se mantienen más de 6 tomas al día el riesgo de ovulación en este periodo es del
1-5%.
Este riesgo se incrementa con menos de 6 tomas al día, a partir del 6º mes después del parto o si aparecen menstruaciones espontáneas. La imprevisibilidad de las primeras ovulaciones en el postparto le concede una escasa fiabilidad.
El método más usado hasta hace 30 años. Consiste en la extracción del pene de la vagina antes de la eyaculación. Del 10 al 38 % de las mujeres que lo utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas.
Aquel que impida el acceso de los espermatozoides al canal cervical. El más utilizado es el preservativo. Su uso se ha incrementado en aquellas áreas donde las enfermedades de transmisión sexual son muy acusadas, puesto que el uso de cualquier sistema barrera disminuye la frecuencia de estas enfermedades.
Su eficacia y la tasa de deslizamientos y roturas varían mucho en función de su buen uso.
Tasa de fallos del 2-12% en el primer año.
Tasa de roturas del 0.8-13.7%
Cuando al buen uso del preservativo se le une un espermicida, la tasa de fallo anual es del 0,5%.
Usar un nuevo condón en cada coito.
Manejarlo cuidadosamente.
Colocarlo cuando el pene esté erecto y antes de cualquier contacto genital con la pareja.
Asegurarse de que no queda aire atrapado en la punta.
Asegurar una correcta lubricación.
Usar sólo lubricantes derivados del agua como la glicerina (no oleosos como la vaselina).
Mantener el condón contra la base en la retirada mientras el pene aún está erecto.
Se puede optar por hacer una intercepción postcoital o la ‘pastilla del día después’. Para ello hay que ponerse en contacto con el ginecólogo.
Los espermicidas son unos productos químicos que aplicados en fondo de vagina como mínimo 8 o 10 minutos antes del coito producen una acción directamente lesiva sobre los espermatozoides. A pesar de que como preparado protegen frente a las enfermedades de transmisión sexual, su uso frecuente produce úlceras e irritaciones que aumentarían el riesgo de enfermedad de transmisión sexual. Del 3 al 21% de las mujeres que los utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas.
El diafragma es un casquete esférico de goma fina protegido por un aro fino metálico revestido también de goma.
• Requiere exploración médica previa.
• Se aconseja la asociación de un espermicida por ambas caras y por el borde del diafragma que debe ser colocado justo antes de la inserción.
• Inserción hasta 2-3 horas antes de la relación sexual.
• Una vez completada la relación sexual se retira al cabo de aproximadamente 6 horas, se comprueba su integridad, se lava y se guarda.
Del 4 al 13% de las mujeres que lo utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas.
Las siglas DIU significan dispositivo intrauterino. Es un sistema anticonceptivo utilizado desde inicios de siglo. Tras su aplicación, la paciente puede mantener relaciones sexuales sin riesgo de gestación sin necesidad de tomar otro tipo de medida.
Puede insertarse en cualquier momento del ciclo sexual y tras un legrado postaborto, pero debe evitarse su inserción postparto. El mejor momento para su inserción es durante la menstruación.
El DIU no está contraindicado en nulíparas (pacientes que no han tenido ningún parto previamente) pero sí en neoplasias uterinas, antecedentes de enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones genitales activas, alergia al cobre, enfermedad de Wilson, alteraciones de la coagulación y promiscuidad sexual.
En algunas mujeres puede producir alteraciones menstruales como aumento del sangrado menstrual o sangrado entre reglas, y dolor. Si las molestias persisten hay que acudir al ginecólogo para descartar que se haya desplazado. Recientemente se han incorporado al mercado los DIU con levonorgestrel, que a pesar de ser más caros ofrecen como ventajas una mayor eficacia, menor tasa de gestación ectópica, mejoría del patrón menstrual y disminución de los sangrados y dolores que pueden acontecer en pacientes portadoras de DIU.
El descenso y la expulsión del DIU puede producirse sin ninguna clínica, con dolor y/o sangrado, y es más frecuente en los 6 primeros meses tras la inserción y con la menstruación.
Si, pero cualquier infección aparecida un mes después de su inserción no es imputable al DIU.
Del 1 al 3% de las mujeres que lo utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas. La aparición de embarazo en pacientes portadoras de DIU es más frecuente en el primer año. El 75% de las gestaciones en pacientes portadoras de DIU se producen en DIU bien insertados.
Si se produce gestación, la extracción del DIU debe intentarse en todos los casos. La extracción de un DIU bien insertado produce una tasa de aborto del 50%. En aquellas ocasiones en que no se consigue la extracción del DIU no parece incrementase la incidencia de partos prematuros ni de malformaciones congénitas.
El riesgo de gestación ectópica (extrauterina) frente a la intrauterina en portadoras de DIU es del 6.4%, mayor al presentado en pacientes que utilizan otros sistemas anticonceptivos, pero menor al presentado en pacientes que no utilizan otro sistema contraceptivo.
El DIU debe retirarse según las pautas recomendadas por las fabricantes. En pacientes premenopáusicas debe mantenerse hasta al menos un año desde la última menstruación.
Cuando está desplazado, se sospecha gestación o patología endometrial o es mal tolerado por la paciente (por aparición o persistencia de dolor o sangrado). No requiere ser extraído en caso de intervención quirúrgica que no implique la apertura del útero. Tampoco impide la práctica de resonancias magnéticas.
Es necesario acudir al ginecólogo para que realice una revisión y solicitar una citología y una analítica antes de iniciar el tratamiento. También nos explicará su eficacia y cómo hay que tomarlos y aclarará las dudas que puedan surgir.
Del 0.2 al 0.3% de las mujeres que los utilizan como sistema anticonceptivo durante un año van a quedar embarazadas. Es importante destacar que el 20 % de las usuarias de la píldora olvida tomar alguna gragea, y el 20% lo hace de forma incorrecta, por ello algunos laboratorios facilitan una tarjeta inteligente o ‘Pill-Card’ que recuerda mediante una alarma las tomas. ¿Cuándo está contraindicado el uso de anticonceptivos orales? En caso de trombosis venosa profunda, tromboflebitis, alteraciones de la coagulación, antecedentes de enfermedad vascular cerebral, antecedente de infarto agudo de miocardio, enfermedad hepática, antecedente de cáncer de mama, hemorragia uterina no filiada, embarazo, lactancia, y fumadoras de más de 35 años (Las pacientes mayores de 40 años, no fumadoras y sanas pueden optar por preparados microdosificados o sin contenido estrogénico) Su uso no está recomendado en pacientes con migraña, Hipertensión Arterial, Diabetes Mellitus, cirugía mayor programada, epilepsia, colostasis recurrente del embarazo, litiasis biliar, anemia falciforme, enfermedad psiquiátrica o varices.
En mujeres epilépticas los anticonceptivos no producen convulsiones, pero el antiepiléptico disminuye la efectividad del anticonceptivo.
• Regula los ciclos y disminuye la pérdida menstrual en el 60-80% de los casos.
• Mejora los dolores menstruales en el 90% de los casos.
• Mejora el acné e hirsutismo moderado (especialmente si contienen acetato de medroxiprogesterona)
• Disminuye el riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo ectópico,
patología benigna de la mama, quistes ováricos, cáncer de ovario y cáncer de endometrio .
• Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los preparados con baja
dosis no aumentan el riesgo de infarto agudo de miocardio ni de accidente vascular
cerebral pero sí de trombosis venosa profunda.
• Aumenta el riesgo de adenomas hepatocelulares, que suelen desaparecer tras su
suspensión.
• Discutido aumento en el cáncer de mama y cérvix.
• Aumento de la tensión arterial en los 6 primeros meses.
• Aumento de peso que suele desaparecer tras un periodo de adaptación de 3 meses.
• En algunas mujeres nauseas, vómitos, mastalgias, cefaleas, infecciones de orina, hirsutismo, acné, candidiasis, cloasma, disminución de la líbido, depresión, ictericia y litiasis biliar.
• Amenorrea o falta de menstruación durante la toma de anticonceptivos o al dejarlos.
• Pérdidas intermenstruales
• No iniciar nunca el tratamiento sin haber consultado previamente al ginecólogo.
• La toma debe empezar con el primer día de regla y continuar con una gragea diaria durante 21 o 28 días consecutivos según del anticonceptivo.
• Los anticonceptivos de 21 grageas requieren 7 días de descanso antes de reiniciar una nueva caja. Durante esos siete días es cuando se produce la regla.
• Los anticonceptivos de 28 grageas contienen las 7 últimas grageas sin fármaco, con
lo cual la regla aparecerá durante la toma de las últimas 7 grageas. No se requiere en este caso realizar los 7 días de descanso.
• En caso de olvido de una toma, tomar una dosis antes de pasadas las 12h o saltar la toma si han pasado más de 12 h.
• En caso de olvido de 2 ó más grageas se aconseja seguir tomando las pastillas y utilizar el preservativo durante una semana.
• En caso de vómitos o diarreas hay que repetir la dosis si es antes de 4 h de la toma o administración por vía vaginal (doble dosis).
• En caso de sangrado hay que consultar al ginecólogo.
• En caso de falta de regla en el primer descanso, se debe descartar una posible gestación consultando al ginecólogo.
• Se puede modificar el ciclo añadiendo u omitiendo una gragea por día.
Los anticonceptivos orales de última generación tienen efecto anticonceptivo desde la primera gragea.
No existe explicación médica para realizarlos, puesto que ello no disminuye los efectos secundarios y supone una ruptura en la rutina de la píldora y la aparición de embarazos no deseados.
• La anticoncepción hormonal se puede iniciar a los 2 años de reglas regulares siendo de elección los anticonceptivos de baja dosis.
• Durante la lactancia se pueden utilizar contraceptivos que solo lleven progesterona y sin contenido estrogénico.
• En caso de aborto durante el primer trimestre de gestación, se puede iniciar
anticoncepción oral el día del raspado.
• En caso de aborto durante el segundo trimestre de gestación se puede iniciar
anticoncepción oral a los 14 días del raspado utilizando un método barrera durante el primer ciclo.
Las mujeres fumadoras hasta los 35 años. Las mujeres mayores de 40 años, no fumadoras y sanas pueden optar por preparados microdosificados o sin contenido estrogénico.
• Está indicada en caso de lactancia materna, en mujeres que tienen contraindicado el uso de estrógenos, en mujeres de 40-45 años o con disminución de la líbido o apetito sexual con un contraceptivo convencional.
• Se debe iniciar la toma el 1º día de ciclo añadiendo un método barrera durante los
siete primeros días.
• La tasa de embarazo es del 3-4 por mil mujeres al año.
Se han intentado diversos productos farmacológicos como sistema de anticoncepción masculino sin demasiado éxito. Las causas de su fracaso han sido la incomodidad en su administración, su baja efectividad, múltiples efectos secundarios o su dudosa reversibilidad. Actualmente hay varios de ellos en estudio pero ninguno en el mercado.
También conocida como intercepción poscoital, es un tratamiento indicado como método contraceptivo ocasional. No es un abortivo como la contragestación o ‘píldora abortiva’, puesto que su administración durante el embarazo no interrumpe la gestación. Su uso reiterado ocasiona alteraciones del ciclo menstrual y su eficacia es menor a la de un método anticonceptivo usado regularmente, de forma que se recomienda su uso únicamente como sistema de emergencia. La efectividad de este método supera el 85 por ciento. En caso de fracaso de la intercepción postcoital con resultado de embarazo, los estudios epidemiológicos no han demostrado efectos en el feto.
• Hay que tomar un comprimido lo antes posible. En las primeras 24 horas su eficacia
es máxima, pudiéndose tomar hasta 72 h después de la relación sexual no protegida.
• Requiere receta médica.
• Si se produce vómito durante las 3 horas siguientes a horas a la toma, debe repetirse
la toma de la píldora nuevamente.
• Puede tomarse en cualquier momento del ciclo menstrual.
• Puede repetirse varias veces durante un ciclo.
• Tras su toma se recomienda el uso de un método barrera durante el presente ciclo.
• Su uso no contraindica la continuación de la anticoncepción hormonal regular.
• En caso de lactancia no está contraindicado.
La esterilización tubárica es una intervención quirúrgica que debe realizarse bajo anestesia general mediante laparoscopia o laparotomía. Debe considerarse un sistema definitivo, puesto que la posibilidad de éxito de la recanalización tubárica es muy baja y algunos estudios muestran que el 5% de las mujeres se arrepienten, y del 1 al 10% solicitan reanastomosis. En esos casos, una alternativa a la recanalización tubárica es la Fecundación In Vitro.
Su tasa de fracasos es del 0.6 al 3.28%. Su eficacia es menor cuando se realiza postparto.
Un método anticonceptivo que se realiza mediante una intervención quirúrgica ambulatoria de 15-30 minutos de duración que puede realizarse bajo anestesia local. Debe considerarse un sistema definitivo En caso de arrepentimiento puede conseguirse repermeabilización en el 96% de los casos, pero solo el 50% de ellos recuperan su capacidad fértil.
La vasectomía no disminuye la líbido ni el rendimiento sexual.
Del 96 al 100%, pero requiere comprobación mediante seminograma a las 20 eyaculaciones después de la intervención. Antes se recomienda asociar otro sistema contraceptivo.
El preservativo femenino es un método de prevención alternativo al preservativo masculino, que protege frente al embarazo no deseado, la infección del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Consiste en un funda transparente de nitrilo con dos anillos en sus extremos; el anillo de menor diámetro se coloca en el interior de la vagina y el de mayor diámetro permanece en el exterior de la misma cubriendo los genitales externos de la mujer. Puede colocarse hasta 8 horas antes de la relación sexual y no es necesario retirarlo inmediatamente después de la eyaculación, por lo que permite juegos eróticos sin interrumpir la relación sexual. Aporta mayor grado de lubricación y es apto para personas alérgicas al látex.
Es un sistema contraceptivo. Su tasa de fracaso por año es del 19-21% en multíparas y del
9-10% en primíparas.
Normas de Uso:
• Humedecer previamente con agua para activar al espermicida, colocar en fondo de
saco vaginal como un tampón y confirmar su posición comprobando que el cuello
queda bien cubierto.
• No retirar antes de 6 horas tras el coito.
• Extracción regular como máximo tras 24 h. de su inserción.
Un sistema anticonceptivo de nueva generación incorporado al mercado en 2002. El parche se debe aplicar una vez por semana en la zona baja del abdomen, en el hombro, en la espalda o en las nalgas. El tratamiento se debe mantener durante tres semanas y descansar los siguientes 7 días (durante los que aparecerá la menstruación).
Los inyectables intramusculares se administran en forma de 1 ampolla intramuscular el 5º día de la regla cada 3 meses, lo que facilita el cumplimiento. Su uso está permitido durante la lactancia y en mujeres que tienen contraindicado el uso de estrógenos. Su principal desventaja es que alteran el patrón menstrual y tienen una lenta reversibilidad.
Su principal inconveniente reside en la dificultad de retirar el preparado, lo que supone un
condicionante, no sólo por impedir su reversibilidad, sino también por la posibilidad de
aparición de efectos adversos u otras patologías que se podrían ver afectadas
negativamente por el implante.
Se insertan en el brazo con anestesia local. Su duración es de 2 a 5 años en función del
preparado, y su efectividad puede variar en función del tiempo transcurrido desde su
implante y el aumento de peso.
Consiste en un anillo elástico de 5 cm. de diámetro que se debe mantener en la vagina
durante tres semanas y retirarse durante una semana, durante la cual se producirá la
menstruación.
Los anillos vaginales liberan sustancias que son absorbidas por la mucosa vaginal. Estas
substancias son parecidas a las de la píldora y su eficacia es equivalente. En los estudios
realizados se han comprobado las siguientes ventajas:
• La aceptabilidad y tolerancia han sido buenas
• La aparición de sangrados parece ser menor que con la píldora
• No se han demostrado mayor número de infecciones vaginales
• Sólo una minoría de parejas se han quejado de molestias durante las relaciones. En este caso se puede retirar el anillo vaginal durante la relación sin disminuir la
eficacia del método, colocándolo de nuevo tras la relación.
La ecografía es una técnica de exploración no invasiva que, mediante ultrasonidos, nos permite visualizar los genitales internos de la mujer.
La ecografía se puede realizar por diferentes vías, siendo las más frecuentes la vaginal y la abdominal.
No. La ecografía es una técnica complementaria que indica el ginecólogo cuando, tras una revisión ginecológica, cree que puede aportar información para llegar a un diagnóstico.
Beber líquidos sólo es necesario cuando se tiene que realizar una ecografía vía abdominal, ya que el tener la vejiga llena de orina facilita la obtención de las imágenes. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de las ecografías se realizan vía vaginal, mientras que la vía abdominal queda indicada sólo para pacientes que no hayan mantenido relaciones sexuales o cuando estudiamos grandes tumoraciones genitales que no se puedan valorar correctamente vía vaginal.
En cualquier momento, aunque dependerá de lo que el ginecólogo quiera estudiar. Si, por ejemplo, se trata de estudiar la anatomía del útero cualquier momento es bueno; si queremos valorar la cavidad endometrial o la persistencia de un quiste de ovario es mejor hacerla justo después de la menstruación, y si lo que queremos es comprobar si una paciente ovula pues habrá que hacerla aproximadamente una semana después de la regla. ¿Se puede hacer una ecografía con la menstruación? La menstruación en sí no es una contraindicación para hacerse una ecografía vía vaginal, aunque dependiendo de lo que queramos estudiar puede no ser el mejor momento para realizarla.
La citología, como su nombre indica, es el estudio de las células, es decir de su morfología, utilizando un microscopio óptico. La citología cervico-vaginal, en la revisión ginecológica anual, consiste en la recogida de material de dos zonas del cuello uterino o cérvix (toma interna y externa del cuello del útero), mediante una espátula, así como una tercera muestra del fondo vaginal, constituyendo lo que venimos a llamar triple toma o citología cervico-vaginal. Dicho material se extiende en un cristal o portaobjetos, y tras teñirlo con líquidos especiales, se observa al microscopio.
A la citología cervical se le conoce también como test de Papanicolau porque se considera a Papanicolau como el ‘padre’ de la citología exfoliativa. El método por él descrito para teñir las células y así poder visualizarlas al microscopio recibe el nombre de ‘tinción de Papanicolau’. Así pues, y por extensión, el estudio de la triple toma cervical recibe el nombre de ‘test de Papanicolau’.
Durante las diversas etapas de la vida de las mujeres (pubertad, periodo fértil, premenopausia y menopausia), y en estrecha relación con los cambios hormonales, el cérvix, así como otros órganos, presenta cambios en la morfología de sus células, que de alguna manera podremos ‘medir’ al visualizar las células que descaman. En el espesor del epitelio, o capa más interna, las células presentarán una maduración progresiva desde la base del mismo hasta su superficie y posterior descamación. Esta maduración de las células la valoraremos utilizando el término trofismo. Así pues, una mujer con ciclos hormonales activos presentará, en principio, una buena maduración de sus células, y por tanto veremos en su extensión células correspondientes a las capas superficiales del epitelio, recibiendo su citología la calificación de ‘patrón trófico’.
El cérvix de la mujer menopáusica, por el contrario, no sufre estímulos hormonales, y por
tanto sus células dejan de madurar, presentando un aspecto similar todas las capas de su
epitelio; así pues las células descamadas que veremos en la extensión corresponderán a
células de las capas profundas o basales y dicho patrón citológico recibirá la calificación
de ‘atrófico’.
Por tanto será normal ver patrones diferentes en la extensión de una mujer de 20 ó 60
años, en relación con su estado hormonal, sin que por ello exista patología ninguna.
Se trata de la flora bacteriana autóctona de la vagina; es decir bacterias no patógenas, que contribuyen a mantener el medio ácido propio de la vagina, sin producir patología por sí mismas.
Cierto grado de inflamación está presente con mucha frecuencia en la citología, que podemos considerar normal. Sin embargo corresponderá siempre al ginecólogo determinar si debe o no prescribir tratamiento, en relación con otros factores como por ejemplo la presencia de microorganismos causantes de una infección.
El citólogo valora la inflamación según la cantidad de leucocitos polimorfonucleares presentes en la extensión, sin embargo, dicho número no se correlaciona directamente con la necesidad o no de precisar un tratamiento; esto será siempre según criterio del ginecólogo.
El término metaplasia se refiere a cambio o transformación. El cuello uterino o cérvix se halla recubierto por dos tipos diferentes de epitelio: el endocérvix, o zona más profunda, está tapizado por un epitelio glandular, que podríamos decir corresponde a un epitelio delicado, ya que se halla más protegido. El exocérvix, por el contrario, presentará un epitelio plano estratificado mucho más resistente. Con el paso del tiempo, así como en relación con los partos u otros agentes agresores, la mucosa endocervical o epitelio glandular va quedando expuesta al exterior, y sufrirá, como mecanismo protector, un cambio de su epitelio, intentando transformarlo en un epitelio escamoso semejante al epitelio exocervical más resistente. Es decir, sufrirá una metaplasia escamosa.
El término displasia se refiere a los cambios degenerativos o patológicos, que presentarán
las células en su camino hacia células neoplásicas o tumorales. Por eso será muy
importante detectar estos cambios enseguida y así poder tratar las lesiones antes de que
sean verdaderas neoplasias.
Se han utilizado diferentes términos y clasificaciones para valorar el grado de
transformación o atipia de las células:
DISPLASIA: la clasificaremos en leve, moderada, o severa, según su gravedad.
CIN : utilizando las siglas en ingles de Neoplasia Intraepitelial Cervical, que hacen
referencia a que las alteraciones celulares se hallan limitadas al espesor del epitelio, es
decir no tienen capacidad, por el momento, de propagación. Las clasificaremos en CIN I,
CIN II, ó CIN III., y se corresponden aproximadamente con los tres grados de displasia.
Y por último en la clasificación más actual, reciben el término de Lesión Intraepitelial
escamosa de bajo grado, o Low grade SIL, que equivaldría al dignóstico de CIN I o
Displasia leve; y Lesión Intraepitelial escamosa de alto grado (High grade SIL) que
englobará la displasia moderada y/o severa, y CIN II Y CIN III.
Como su nombre indica, atipia significa fuera de lo normal, es decir se refiere a cambios patológicos sufridos por la célula, que podremos detectar al observarla al microscopio. Como serían por ejemplo aumento del tamaño nuclear, alteraciones en la distribución de la cromatina, e.t.c.
El término proviene del inglés (Atypical Squasmous Cells of Undetermined Significance) y significa cambios en las células escamosas que no pueden ser específicamente clasificados. Generalmente son cambios benignos, pero las pacientes a las que se diagnostica ASCUS requieren un control más estricto, habitualmente a los 6 meses.
Se ha comprobado que el Virus del Papiloma Humano se halla en estrecha relación con la
neoplasia de cuello uterino, así como con lesiones que llamamos precancerosas o
incipientes, que son en cualquier caso las que nos interesa diagnosticar para poder llegar a
una curación definitiva.
En lo que hace referencia al diagnóstico citológico, se puede asegurar, casi en un 100%,
que si hay una lesión intraepitelial la paciente tiene el virus del HPV; pero no siempre que
una paciente tenga el virus HPV, desarrollará una lesión precancerosa.
La mamografía es una radiografía de las mamas que tiene capacidad para diagnosticar lesiones malignas incluso antes de que sean clínicamente palpables.
Aconsejamos realizar la primera mamografía alrededor de los 40 años en mujeres sin factores de riesgo para cáncer de mama. Se recomienda una mamografía anual, y partir de los 50 años anual o bianual, según el criterio del ginecólogo y los factores de riesgo de la paciente.
La única contraindicación de la mamografía es durante el embarazo. Si todavía no hay retraso de la menstruación puede realizarse sin problema.
Para conseguir una buena imagen es imprescindible realizar una compresión de la mama y esto puede ser desagradable. Puede realizarse en cualquier día del ciclo, pero en pacientes con dolor mamario aconsejamos realizarla en fase postmenstrual ya que hay menos sensibilidad.
Sí, si el radiólogo observa alguna lesión es importante poder compararla con las mamografías anteriores. Así se sabe si es una lesión nueva o si ya se apreciaba previamente, en cuyo caso también es necesario observar si ha experimentado cambios.
En el informe de la mamografía se describe el patrón de distribución del tejido mamario; es frecuente el diagnóstico de mastopatía fibroquística. Se informa de la presencia de nódulos con características de malignidad o benignidad. Se presta especial importancia a la existencia de microcalcificaciones ya que según sus características pueden ser el primer signo de la presencia de células cancerosas.
La ecografía permite el estudio diferencial de nódulos o tumores que palpamos en la exploración clínica o que visualizamos en la mamografía. La mamografía nos informa si hay alguna lesión benigna o maligna Ante un nódulo de características benignas es la ecografía quien nos dice si su contenido es sólido (fibroadenoma) o líquido (quiste). También es útil para dirigir la punción de un nódulo cuando se quiere evacuar un quiste ó tomar una muestra para el estudio de las células. En tumores malignos ofrece importante información complementaria.
No, la ecografía es un buen complemento para la mamografía pero no es útil en el diagnóstico precoz del cáncer de mama, en pacientes que no tienen un tumor palpable. Es una técnica importante en el diagnóstico y manejo de las enfermedades de la mama, tanto benignas como malignas. Frecuentemente el radiólogo que ha realizado una mamografía solicita la realización de una ecografía para profundizar en el diagnóstico. Únicamente en el caso de gestantes y mujeres muy jóvenes puede sustituir a la mamografía.
La menopausia es el cese de la menstruación, la pérdida de la capacidad reproductiva. Está
precedida habitualmente de irregularidades menstruales, alteraciones en la duración y en la
cantidad de regla. Hablamos de ella cuando la mujer lleva 12 meses sin menstruar, no está
embarazada ni existe otra causa que justifique la amenorrea o cuando esté seis meses sin
menstruar pero con sintomatología importante (sofocos, insomnio, cambios de carácter…).
Al llegar a la menopausia, los ovarios dejan de realizar su función, que es la producción de
estrógenos y progesterona. Así, en la menopausia hay un déficit de estrógenos y
gestágenos. La edad de aparición suele ser entre los 45-55 años; en nuestro país la edad
media se sitúa en los 51 años.
Cuando la menstruación desaparece antes de los 40 años, hablamos de menopausia
precoz, que comporta una serie de inconvenientes: mayor riesgo de osteoporosis,
sofocaciones y sudoración, envejecimiento acelerado de la piel y atrofia genital precoz.
Cuando la función menstrual se prolonga mas allá de los 55 años, hablamos
de menopausia tardía, que se acompaña de mayor riesgo de cáncer de mama y de cáncer
de endometrio.
Durante la vida fértil el ovario produce dos tipos de hormonas: estrógenos y progesterona,
que tienen acciones sobre diferentes funciones del organismo: aparato genital, vejiga
urinaria, corazón, aparato circulatorio, piel, sistema nervioso central y conducta.
Los ovarios poseen una dotación folicular determinada desde el nacimiento que va
disminuyendo a lo largo de la vida reproductiva de la mujer hasta la llegada de la
menopausia. Con los años se produce un consumo progresivo hasta el agotamiento de la
reserva folicular del ovario y esto se traduce en una pérdida de la capacidad del ovario de
producir hormonas. En la etapa premenopáusica, nos encontramos con un déficit de
progesterona pero con niveles de estrógenos normales. Se producen alteraciones
menstruales y ciclos irregulares no ovulatorios alternando con ciclos normales. En la
postmenopausia hay un déficit de progesterona y estrógenos.
El ovario también produce una pequeña proporción de hormonas masculinas
(androstendiona y testosterona) que son transformadas en estrógenos en el folículo
ovárico. Al llegar la menopausia esta transformación tiene lugar en el tejido adiposo -
puesto que no hay folículos- y aumenta con la edad y con la obesidad, de manera que en
una mujer obesa puede haber muchos más estrógenos que en una mujer de peso normal.
No todas las mujeres presentan todos estos síntomas, ni los padecen con igual intensidad.
Los síntomas más habituales son:
A corto plazo: sofocaciones (sobre todo nocturnas), insomnio, irritabilidad, palpitaciones,
adormecimiento y hormigueo de miembros, dolores de cabeza, fatiga, disminución de la
líbido, incremento del peso y dificultad para perder peso, aumento del vello, exceso de
grasa en cuero cabelludo, caída del cabello. Estados de ánimo depresivos, tristeza, apatía,
pérdida de sueño, de deseo sexual, dificultades de concentración…
A medio plazo: disminución del vello púbico, picor y quemazón en vulva, sequedad
vaginal y molestias en las relaciones sexuales, micción frecuente, vaginitis de repetición e
infecciones de orina de repetición.
A largo plazo:
Riesgo de Osteoporosis: La osteoporosis es un síndrome caracterizado por la pérdida de
la cantidad de hueso por unidad de volumen, que puede acompañarse de deformidad y
dolores esqueléticos, y fracturas a mínimos traumatismos.
Densitometría del cuello del fémur para diagnóstico de osteoporosis
Contrariamente a lo que muchas personas creen, la osteoporosis no produce dolores óseos
ni articulares. Existe una relación bien establecida entre descenso de estrógenos y
disminución de la masa ósea, pero no todas las mujeres menopáusicas presentarán
descenso de la masa ósea. La osteoporosis se debe a múltiples factores:
• Antecedentes familiares
• Sexo femenino
• Raza blanca
• Delgadez
• Aporte de calcio insuficiente
• Hábitos: Ausencia de ejercicio físico, tabaquismo y alcoholismo.
• Corticoterapia prolongada.
• Menopausia precoz.
• Masa ósea inferior a las medias en la edad adulta.
Riesgo Cardiovascular: Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de
muerte en los países desarrollados.
El descenso de estrógenos que tiene lugar en la menopausia está relacionado con cambios
en los niveles de colesterol y otros lípidos y por consiguiente aumento del riesgo
cardiovascular. Los factores de riesgo cardiovascular son: obesidad, alteraciones en los
lípidos, hipertensión arterial, tabaco, vida sedentaria.
Riesgo de enfermedad de Alzheimer: Es una lesión cerebral orgánica que origina
cambios en la conducta y en la personalidad con progresiva pérdida de la memoria, del
habla y otras manifestaciones.
El déficit de estrógenos que presenta la mujer menopáusica contribuye a un mayor
envejecimiento del sistema nervioso central que puede llevar a una mayor incidencia de
enfermedad de Alzheimer. Este riesgo disminuye en mujeres postmenopáusicas con
niveles superiores de estrógenos endógenos y en mujeres que han hecho Tratamiento
Hormonal Sustitutivo durante largos periodos
Durante la menopausia es posible mantener una buena calidad de vida. Para ello es
imprescindible seguir unas pautas orientadas a controlar los factores de riesgo que pueden
llegar a desencadenar trastornos importantes. Son las siguientes:
1. Realizar ejercicio físico (gravitatorio, de forma regular)
2. Suprimir hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol.
3. Controlar la obesidad (disminuir la ingesta calórica, realizar ejercicio físico,
aumentar la ingesta de calcio)
4. Evitar la hipertensión arterial (control del peso, dieta, ejercicio físico, supresión del
tabaco y tratamiento médico si fuese necesario)
5. Control del colesterol (dieta equilibrada baja en colesterol y rica en calcio. El
requerimiento de calcio al día en mujeres postmenopáusicas es de 1500 mg/día)
6. Control de factores de riesgo para la osteoporosis
7. Tratamiento Hormonal Sustitutivo (THS) cuando esté indicado.
El THS es un tratamiento basado en la administración de estrógenos solos o acompañados de progesterona, imitando el ciclo menstrual normal, hasta alcanzar unos niveles de estrógenos suficientes para estimular los órganos diana que dan lugar a la patología postmenopáusica y destinados a controlar la sintomatología, disminuir el riesgo cardiovascular y evitar la pérdida de masa ósea.
• En aquellas mujeres con síntomas climatéricos que afecten negativamente a la
calidad de vida.
• Menopausia precoz
De forma absoluta en los siguientes casos:
• Cáncer de mama.
• Cáncer de endometrio.
• Hemorragias uterinas que podrían enmascarar un cáncer de endometrio, de causa
desconocida.
• Patología hepática activa, hepatitis o cirrosis.
• Antecedentes de enfermedad tromboembólica o tromboflebitis profunda.
De forma relativa en los siguientes casos:
• Síndrome varicoso moderado.
• Disfunciones hepáticas moderadas.
• Diabetes compensada.
• Obesidad.
• Fumadora de más de 20 cigarrillos al día
• Antecedentes familiares de cáncer de mama.
• Hipertensión arterial severa.
• Vía oral: en forma de pastillas.
• Vía transdérmica: evita posibles molestias gástricas y el paso hormonal por el hígado, en este caso las dosis pueden ser menores. También puede administrarse en
forma de parches de estrógenos o estrógenos con progesterona y, en forma de crema
corporal.
• Implantes en la nalga: el médico las coloca en la consulta con anestesia local. El
implante libera lentamente los estrógenos conforme la paciente los va consumiendo.
Su duración aproximada es de dos años. Es el procedimiento indicado para
pacientes que no tienen útero y ofrecen una magnífica aceptación.
En los casos en los que esté indicado el THS, se dará la dosis mínima efectiva y el tiempo más corto posible necesario (incluso más de cinco años).
Cuando una mujer presenta contraindicaciones para el Tratamiento Hormonal Sustitutivo,
pueden indicarse otros tratamientos no hormonales. Actualmente existen nuevos fármacos
indicados para la osteoporosis, sofocaciones y trastornos psico-emocionales.
Para los sofocos se puede utilizar: Fitoestrógenos, la Cimífuga Racemosa, la Vitamina E,
el Aceite de Onagra (Prímula), la Clonidina y antidepresivos como como la Fluoxetina y Paroxetina.
Para la osteoporosis se utilizan los Bifosfonatos, las Calcitoninas y el Raloxifeno, entre
otros.
Los fitoestrógenos son moléculas que han demostrado tener un efecto estrogénico, son estrógenos débiles. Actúan como estrógenos en el esqueleto, en el sistema cardiovascular y en el sistema nervioso central y no actúan como estrógenos en el tracto genital y en la mama. De esta manera se explica que en las poblaciones asiáticas con alto contenido de soja en la dieta exista menor incidencia de cáncer de endometrio y de mama. Los más importantes fito-estrógenos son las Isoflavonas que se encuentran en los cereales, legumbres y hortalizas pero sobre todo en la soja. La dosis recomendada es de 35-70mg/ día de Isoflavonas.
Todos los datos existentes hasta ahora apuntan a una efectiva cierta protección sobre el sistema cardiovascular, similar, aunque menor, a la del Tratamiento Hormonal Sustitutivo. Los datos son conflictivos en cuanto a su acción; actualmente no permiten demostrar un efecto preventivo sobre la osteoporosis ni un efecto favorecedor sobre el trofismo vaginal. Aunque los estudios al respecto son limitados, éstos sugieren que los fitoestrógenos brindan grandes beneficios a mujeres postmenopáusicas especialmente en el campo alternativo al Tratamiento Hormonal. Los fitoestrógenos son una alternativa al THS, cuando está contraindicado, pero no es un tratamiento de primera elección en mujeres jóvenes con sintomatología importante.
Es una planta originaria de Perú, de la que se extrae el polvo de una parte de la raíz y que parece que tiene efectos beneficiosos sobre el estado de ánimo y sobre el deseo sexual. En el mercado se puede encontrar en cápsulas, con el polvo concentrado, y en combinación con Isoflavonas.
Los andrógenos son las hormonas sexuales masculinas segregadas por los testículos. Pero también, en menor cantidad, son segregadas por los ovarios y las glándulas suprarrenales. Producen un aumento del deseo sexual. Los andrógenos pueden estar indicados en mujeres con Trastornos del Deseo Sexual Hipoactivo TDSH (frigidez, disminución de la libido…) Actualmente se dispone de parches de liberación de Testosterona (300mcg/24h). Estos parches sólo se aplican en mujeres con TDSH que estén histerectomizadas y con ausencia quirúrgica de los ovarios, es decir, en aquellos casos en los que se ha extirpado el útero o los ovarios.
La Tibolona es un STEAR (Selective Tissue Estrogenic Activity Regulators), o sea una molécula que modula su actividad estrogénica, según el tejido sobre el que actúa. Por tanto, no actúa como el THS convencional y parece que tiene un riesgo menor o igual de cáncer de mama que el THS a dosis bajas. Podría ser primera elección en mujeres con útero y/o con problemas en su sexualidad.
Si bien es conocido que habrá un momento determinado en tu vida en el que dejarás de
poder tener hijos, muchas mujeres experimentan una vivencia negativa de este hecho.
A parte de los cambios físicos experimentados, existen una serie de connotaciones
afectivas que inciden en toda mujer, independientemente de sus circunstancias vitales,
personales y de sus antecedentes y estado mental.
Dependerá de cada mujer, pero esta etapa puede afectar a su autoconcepto y autoestima, a
las relaciones sexuales por falta de deseo sexual y a su estado emocional y psicológico
manifestándose una mayor irritabilidad, inestabilidad afectiva y falta de interés por las
cosas que antes ofrecían placer, a sus relaciones de pareja, familiares y sociales, y a la
forma de funcionar en su día a día, entre otros.
De alguna forma, debido a una serie de creencias desajustadas, puede iniciarse una fase de
autolimitación personal y estancamiento en el sentido de no seguir evolucionando como
hasta el momento, ni experimentando y/o abriéndose a nuevas experiencias. De ser así,
requerirá de un tratamiento psicológico especializado.