Consiste en la extirpación de lesiones cutáneas benignas y malignas y la posterior reconstrucción del defecto resultante mediante la aplicación de técnicas quirúrgicas específicas. Según la localización de la lesión o su tamaño, en ocasiones el cierre directo con puntos de sutura es imposible o produciría secuelas cicatriciales estéticas y/o funcionales.
Entonces es necesario recurrir a los injertos de piel o a colgajos simples o complejos que permitirán la reparación de la herida resultante.
Los carcinomas cutáneos precisan la extirpación con márgenes adecuados para evitar la recidiva; esto provoca que las cicatrices resultantes puedan ser de mayor tamaño que la lesión original.
Se realiza según la indicación del dermatólogo con fines diagnósticos o curativos, según cada caso.
El tamaño del defecto o la localización, sobre todo en áreas especialmente complejas como la cara o cuello, las zonas de pliegues, manos y pies, pueden requerir la intervención de un cirujano plástico para obtener el mejor resultado funcional y estético.
El correcto diseño de la incisión nos permitirá que la cicatriz resultante sea de mejor calidad y más disimulada.
En otras ocasiones, el cirujano tendrá que aplicar técnicas reconstructivas como injertos de piel, z-plastias o colgajos; la ventaja de este tipo de reparación permite conservar la apariencia de la piel al ser de la misma zona y preservar el aporte sanguíneo, logrando un resultado más estético en relación al injerto cutáneo
El tratamiento es individualizado y depende del tipo, tamaño, localización y condiciones generales del paciente. En general, se realizan bajo anestesia local.
Existen dos técnicas:
Shaving o afeitado que consiste en la extirpación a nivel superficialde la lesión.
Exéresis completa, profunda que incluye una pequeña parte de piel sana para evitar que la lesión vuelva a recaer y cierre de la piel con puntos de sutura.
El cirujano ofrece la ventaja de reconstruir el defecto colocando las incisiones en zonas menos visibles, cambiando la orientación de la cicatriz para evitar retracciones o aportando piel de la zona periférica obteniendo un mejor resultado morfológico, funcional y estético.
Una variante de la cirugía dermatológica es la cirugía micrográfica de Mohs, técnica quirúrgica precisa que permite extirpar tumores cutáneos de forma completa preservando al máximo la piel sana peritumoral. Esta modalidad de cirugía se practica cuando se presenta alguna de las siguientes condiciones:
El tumor ha sido extirpado previamente y ha aparecido de nuevo.
La lesión se localiza en una zona donde resulta importante preservar tanto el tejido sano como sea posible por motivos funcionales o cosméticos.
Los bordes del tumor no pueden definirse clínicamente con facilidad.
La cirugía de Mohs consiste en extirpar el tumor y visualizarlo de forma inmediata bajo el microscopio con el objetivo de comprobar histológicamente que se ha extirpado de forma completa. De no ser así, se van realizando nuevas extirpaciones hasta que se evidencia una erradicación tumoral completa
Las principales complicaciones incluyen:
Infecciones
Sangrado
Complicaciones asociadas con la anestesia
Cicatrices hipertróficas o queloides
Habitualmente tratamos las heridas con lavado diario con agua y jabón y la aplicación de antisépticos o pomadas específicas. La retirada de los puntos se realiza en una a dos semanas según la localización y el procedimiento. Algunas cicatrices precisarán cuidados durante meses con hidratación, protección solar y presoterapia (parches o cremas de silicona).